En
México, algunos organismos realizan ilegalmente talleres o congresos para
'quitar' la homosexualidad
CDMX.-
¿No te da vergüenza?", "¿no te das cuenta que tu mamá y papá lloran
por tu culpa?", fueron preguntas que le hicieron a Jorge Luis durante los
tres días que estuvo en un retiro para "curar" su homosexualidad.
Acudió a un campamento donde no durmió, ni comió, ni se bañó durante un fin de semana. Sólo escuchó charlas religiosas, rezos y leyó pasajes bíblicos. También le echaron agua bendita para que se le saliera el pecado. Jorge Luis fue llevado, a sus 17 años, a una terapia de reorientación sexual. Querían volverlo heterosexual.
Estos talleres no están regulados legalmente en México, señala Iván Tagle, director de la organización YAAJ, que defiende los derechos de la comunidad LGBT. Esta ONG, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discriminación de la Ciudad de México (Copred) y la embajada de Holanda iniciaron una campaña para erradicar estas prácticas en el País.
"Queremos que sea un delito cualquier práctica que se utilice para fomentar la conversión o la reparación de la homosexualidad, porque daña los derechos humanos", enfatiza Tagle.
Miguel Corral, sicólogo de YAAJ, indica que no hay estudios ni informes que ofrezcan cifras sobre cuántos centros o instituciones realizan estas prácticas.
Estas terapias han sido poco reguladas a nivel internacional. Según el informe Homofobia de Estado 2017 de la Asociación Internacional de Lesbianas, Gays, Bisexuales, Trans e Intersex, sólo tres naciones han prohibido estas acciones: Brasil, Ecuador y Malta.
SIN INSTRUCTIVO PARA HACERSE 'MACHÍN'
Exodus Latinoamérica, que promueve estas acciones en México, asegura que no buscan curar a nadie, sino acompañar a quienes no se sienten cómodas con su sexualidad y apoyarlas con la religión, dice Daniel Farías, director de Cambio de Rumbo, la representación de Exodus Latinoamérica en la República.
Su postura es la de "contenerse" de tener este estilo de vida. A los jóvenes que se le acercan los escucha. "Me meto con la palabra de Dios, que es a lo que me dedico. Cuando me dicen que esa vida no les llama la atención, ofrezco acompañarlos, porque cada caso es distinto y no hay un instructivo para hacerte machín", dice.
Tu familia sufre por ti
Jorge Luis fue a una terapia religiosa. Lo dejaron en un autobús que partió de una zona cercana al aeropuerto de la capital. Iban 70 personas, pero no podían conversar.
Él nunca supo a dónde iba, de pronto vio un letrero que decía Toluca, pero no más. Llegaron a una hacienda. Las groserías empezaron desde ahí. Siguieron charlas y luego los hicieron salir al jardín para que gritaran su pecado.
El joven se negó, una empleada se acercó y le dijo: "Sabes bien que estás aquí por ser gay". A partir de ahí leyó la Biblia, a rezar, pero le hicieron sentir culpa por su orientación sexual. "Esto es contra tu mamá y tus hermanos".
Aseguró que con la ayuda de Dios se había curado, luego lo hicieron besar una cruz gigante que había en el jardín, al tiempo que gritó: "¡Soy libre!".
Los rezos no funcionaron, es homosexual, pero su familia lo acepta. No sabe qué organización hizo esta terapia y tampoco quién a recomendó a sus padres. Reconoce que le tuvo rencor a su madre por unos meses, luego la perdonó.
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